martes, 9 de octubre de 2012

San Pio de Pietrelcina, uno de los grandes apóstoles del Rosario


El padre Pío de Pietrelcina cuya fiesta litúrgica toda la Iglesia celebra mañana murió el 23 de septiembre de 1968 a las 2'30h , después de recibir el sacramento de la unción de los enfermos, muere serenamente con el Santo Rosario en la mano y con"¡Jesús! ¡María!" en los labios. San Pío de Pietrelcina es pues, un santo, que nos debe de ayudar a hacer del Santo Rosario nuestra oración predilecta. Tal y como la han hecho suyas muchos santos, beatos, papas y simplemente hombres y mujeres. Aún voy más lejos, muchas parroquias han de ver a este santo italiano como un ejemplo del amor e importancia que éste daba a esta plegaria tan querida por Jesús y su Madre, la Virgen María.

UN GRAN SANTO PARA LA IGLESIA DE HOY
El día 16 de junio del 2002, su Santidad el Siervo de Dios Juan Pablo II canonizó al Beato Padre Pío. Es el primer sacerdote canonizado que ha recibido los estigmas de nuestro Señor Jesucristo.
El Padre Pío es uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo. Nos enseñó el amor radical al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio, pobreza.
Sacerdote capuchino. Celebró su primera misa el 10 de Agosto de 1910. Ocho años más tarde, el 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (San Francisco Asís no era sacerdote).
Traemos hoy hasta este blog EN CRISTIANO su figura porque el padre Pío de Pietrelcina ha sido uno de los grandes embajadores que ha tenido esta práctica piadosa que es el rezo continuo y continuado del Santo Rosario. Y como estamos a las puertas de octubre, mes declarado por la iglesia como del Santo Rosario, es por lo que creemos que estos grandes santos que han hecho de esta plegaria su modo de alcanzar la santidad nos pueden acercan a hacer del Santo Rosario nuestro mejor compañero de viaje.

A LA VIRGEN DESDE PEQUEÑO LE LLAMABA "SU MAMMUSIA"
Desde muy pequeñito el Beato P. Pío experimenta un amor muy grande por la Santísima Virgen María, su "mammusia", como cariñosamente la llamaba, que significa en dialecto "mamita". Su primer peregrinaje siendo un niño de 8 años fue a la Virgen de Pompeya, la Virgen del Rosario, cerca de Nápoles.
En su casa de Pietrelcina, como en todas las familias italianas de la época, el rosario era la oración familiar. Se encontraban alrededor del fuego todas las noches antes de ir a dormir rezando el Rosario. Pero cuando la Virgen apareció en Fátima como la Virgen del Rosario y recomendó el rosario como oración potente para obtener todo bien y alejar todo mal, Padre Pío hizo del rosario su oración incesante e incansable de día a día. Decía el Beato Padre Pío: "¿si la Virgen Santa lo ha siempre calurosamente recomendado donde quiera que ha aparecido, no nos parece que deba ser por un motivo especial?".

"QUISIERA QUE LOS DIAS TUVIERAN 48 HORAS PARA PODER REDOBLAR LOS ROSARIOS"
Entre más crecía su clientela mundial, como la llamó el Papa Pablo VI, de sus hijos espirituales, más él aumentaba las coronas del Rosario de recitar.
Era su secreto, con esta cadena que lo unía al Corazón de Jesús a través del Corazón Inmaculado de María, él alejaba los males y obtenía las gracias para sus hijos. Llegó a recitar, en el curso de un día un número incalculable de rosarios. Su oración asidua lo hizo un "Hombre hecho Rosario" o como podría ser llamado el "Santo del Rosario".
Una vez lo oyeron decir: "quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los Rosarios". Todos los dones y prodigios para las almas los obtenía a través del Santo Rosario.
Un día le pidieron sus hijos espirituales les dejara su herencia espiritual.
Padre Pío respondió inmediatamente sin pensar siquiera: "El Rosario". Y poco antes de la muerte a su amigo y hermano Fray Modestino le dijo: "¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!". El Padre Pío vivió su vida del altar al confesionario. Siempre con el rosario en la mano, unido al Corazón Inmaculado de María, quien lo formó imagen encarnada de la misericordia del Corazón Eucarístico de Jesús para con el siglo XX. Este siglo de tantos pecados y desafíos a los derechos de Dios como nuestro creador y de ataques horrendos a la dignidad del Hombre.

UNA HISTORIA SOBRE SU AMOR AL ROSARIO
Nos narra P. Stefano Manelli, uno de sus hijos espirituales y gran conocedor de su espiritualidad, una historia de cuando aún era un seminarista capuchino:


"P. Pío oraba mucho aún fuera de las horas de oración comunitaria. Encontrarlo en el coro (lugar donde rezan los religiosos en las iglesias), o en su cuarto haciendo oración, era una cosa normal. Le gustaba mucho ya entonces la oración del Santo Rosario. En sus propósitos espirituales escribió de rezar cada día quince rosarios. Llegó a comprometerse en una competencia (maravilloso y santo deporte) con un compañero Fray Anastasio, a ver quien rezaba un mayor número de rosarios. Una noche sintió un ruido y alguien que se movía en el cuarto cerca del suyo. Se despertó y pensó que los ruidos eran causados por Fray Anastasio que estaba todavía despierto para hacer rosarios, siempre en competencia (santa competencia) con este hermano capuchino. Un cierto momento, desde la ventana, llamó a Fray Anastasio y cual fue su sorpresa cuando de la ventana no se asomó su compañero sino un enorme perro negro con los ojos de fuego.
Fray Pío se quedó como piedra, y el horrible perro, con un salto formidable, desapareció. Fray Pío apenas pudo llegar a la cama casi desmayado. Al día siguiente supo que a su hermano Fray Anastasio lo habían cambiado de cuarto la noche anterior."
Su batalla contra Satanás, el mundo y la carne las libró en modo eficaz a través de la recitación del Santo Rosario. (P. Bernardo María)

CANONIZACIÓN DEL PADRE PIO DE PIETRELCINA
(16 junio 2002) - El martes 26 de febrero el Papa Juan Pablo II, en Consistorio Público ordinario, fijó la fecha de la Canonización del estigmatizado P. Pío de Pietrelcina para el 16 de junio de 1202.
La santidad del humilde fraile capuchino había sido ya reconocida públicamente por el Pontífice el 29 de septiembre de 1990, cuando se dirigió con estas palabras a los grupos de oración "Padre Pío", que celebraban su 40° aniversario: "Ante vosotros brilla un modelo singular de sacerdote, Padre Pío de Pietrelcina, que ha ayudado a tantas almas a encontrar el camino de la Verdad y del Amor... Seguid el ejemplo del Padre Pío; imitad su constante búsqueda de intimidad con el Señor, porque este es el único secreto de la vida espiritual. Recorred, como él, el camino de la auténtica conversión, de la penitencia voluntaria y del abandono confiado en la providencia".
La beatificación del P. Pío en la plaza de San Pedro el 2 de mayo de 1999 fue un acontecimiento multitudinario. La canonización no lo ha sido menos.

¿Quién era el Padre Pío?
Se llamaba Francisco Forgione y nació en Pietrelcina (Benevento), el 25-5-1887.
Hizo el noviciado en Morcone (1903-4). Desde el principio estuvo siempre enfermizo, con extraños síntomas.
El 10-8-1910 se ordenó sacerdote en la catedral de Benevento.
El 8-9-1911 reveló a su confesor la aparición de los primeros síntomas de los estigmas.
Entre 1909 y 1916 estuvo en Pietrelcina, por motivos de salud.
El 4-9-1916 regresó definitivamente a S. Giovanni Rotondo.
El 5-8-1918, un personaje celestial le traspasó el costado con una lanza y el 20 de septiembre se le formaron los estigmas. Los médicos no se explicaban el prodigio y la gente empezó a acudir en masa.
Entre el 1922 y 1931 las autoridades eclesiásticas le impusieron severas restricciones litúrgicas y pastorales. La misma situación se repetirá después de 1960. Su principal apostolado fue el sacramento de la Penitencia.
En enero de 1925 se inauguró junto al convento un pequeño hospital, la "Casa Sollievo della sofferenza" (Casa Alivio del sufrimiento), que hoy dispone de 1200 camas. En 1949 empezaron a formarse los "grupos de oración".
Murió a las 2,30 de la madrugada del 23-9-1968, rodeado por los frailes de su comunidad y recitando el Rosario. A los funerales participaron cien mil personas. Tres días antes se había cumplido el 50 aniversario de los estigmas.
El 4-11-1969 inician los preparativos para la Causa de beatificación y canonización, que se abrió oficialmente el 20-3-1983.
El 23-5-1987 el papa Juan Pablo II sube a San Giovanni Rotondo, a rezar ante la tumba del P. Pío.
El 21-1-1990 se concluyó el proceso diocesano para la beatificación, que fue admitido por la Congregación para la Causa de los Santos el 7 de diciembre del mismo año.
El 13-6-1997, los 9 consultores teólogos de la Congregación expresan su parecer favorable a la heroicidad de las virtudes del P. Pío.
El 21 de octubre hace lo propio la Comisión cardenalicia. Y el 18 de diciembre, en presencia de Juan Pablo II, se lee el decreto sobre la heroicidad y el P. Pío recibe el título de Venerable.
El 30-4 y el 22-10-1998, la Consulta médica y la Comisión teológica admite como inexplicable una curación operada por intercesión del Venerable, en la persona de la señora Consiglia de Martino. El 22 de diciembre siguiente, el Consistorio, en presencia del Papa, se lee el decreto del milagro y se fija la fecha de la Beatificación.
Juan Pablo II, que lo beatificó en San Pedro de Roma el 2-5-1999, lo ha canonizado en la misma plaza, el 16-6-2002.
El 26-2-1202, en Consistorio se lee el decreto de un nuevo milagro, y se fija la fecha del 16 de junio siguiente para la Canonización, que pasará a la historia como una de las mayores concentraciones de fieles en la Plaza de San Pedro de Roma.

UN PENSAMIENTO DE SAN PIO DE PIETRELCINA
"Apenas me pongo a rezar y enseguida me siento el corazón invadido de una llama de amor vivo, esa llama que no tiene nada que ver con cualquier llama de este bajo mundo. Es una llama delicada y bastante dulce, que abrasa y da pena alguna. Es tan dulce y deliciosa que el espíritu experimenta su complacencia, y se queda saciado de tal modo que no pierde el deseo; y, ¡oh Dios! algo sumamente maravilloso para mí y que quizás no llegaré nunca a comprender, sino en la patria del cielo.Este deseo, lejos de quitar la saciedad del alma, la va refinando cada vez más. El gozo que siente el alma allá en su centro, en vez de quedar disminuido por el deseo, se queda cada vez más perfeccionado; lo mismo se diga del deseo de gozar siempre de esta vivísima llama, pues tal deseo no es apagado por el gozo, sino que queda muy refinado por el gozo mismo".

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