Y es solamente
en virtud de semejante nombre que nosotros podemos esperar salvación, justo
como los apóstoles lo declararon ante los judíos: «no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que
nosotros debamos salvarnos».
El Padre
eterno quiso sujetar todas las criaturas a él: «al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y
en los abismos». Según el apóstol, y así es. Jesús es adorado en el cielo:
a este nombre divino, conmovidos por gratitud y amor, los bienaventurados en el
cielo no terminan de repetir lo que el evangelista Juan vio en una visión: «Cantan – dice él – un cántico nuevo diciendo: Eres digno de tomar el libro y abrir sus
sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre».
Este nombre
santísimo es venerado en la tierra, porque todas las gracias que pedimos en el
nombre de Jesús, son plenamente concedidas por el Padre eterno: «Y todo lo que pidáis – nos dice el
Maestro divino – en mi nombre, al Padre,
yo lo haré». Este nombre divino es venerado, quien lo podría creer, también
en el infierno: porque ese nombre es el terror de los demonios, que por él se
encuentran vencidos y abatidos: «en mi
nombre expulsarán demonios».
(4 de noviembre de 1914, a Raffaelina Cerase –
Ep. II, p. 217)
2 comentarios:
Bendito seas por palabras Amén 🙏💖
Bendito y alabado sea tu dulce nombre Jesús. AMÉN
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